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Blanes vuelve a la época romana, “Blanda Roamana est!”

El fin de semana del 24 al 26 de septiembre, en Blanes celebramos las Jornadas Romanas, que tienen como objetivo dar a conocer los orígenes romanos de nuestra ciudad.

Durante aquellos días, Blanes se vestirá de gala para revivir las costumbres y las tradiciones de la sociedad romana.

Exhibiciones de gladiadores, visitas guiadas, danzas en la calle, espectáculos, talleres infantiles, puestos de artesanos … ¡Unas jornadas llenas de actividades para disfrutar con toda la familia!

Con motivo de la celebración de estas jornadas, hoy os queremos explicar el pasado romano de nuestra ciudad.

 

romanesLa fundación de la ciudad romana de Blanes se situaría entre los años 75 y 50 aC, una fecha posterior a la ciudad romana de Empúries, del entorno del 100 aC, y muy similar a la de los núcleos de Baetulo (Badalona) y de Iluro (Mataró). El historiador romano Pomponi Meia, se refería a Blanda como «parva oppida romana» (pequeña población fortificada) en su obra «De Corographia». Esta es una de las pruebas documentales que señalan la presencia de población romana en el municipio que hoy conocemos como Blanes.

Una parte de esta Blanda romana, estaría situada en el yacimiento de “Els Padrets”, el Puig d’en Lladó, que se excavó en dos ocasiones en los años setenta.

No hay constancia de la superficie exacta que pudo tener durante los varios siglos de cultura romana, pero por las localizaciones de los restos arqueológicos, la población se situaría a ambos lados de la riera, formando un polígono irregular de entre 3 y 4 hectáreas, aproximadamente.

La entrada principal a la población era, como en la actualidad, por los terrenos de “l’Horta de les Ànimes” (Zona Anselm Clavé). Este camino, llevaba hacia la Vía Augusta.

Las dos bahías naturales del litoral, la que va desde la punta de Santa Anna hasta Sa Palomera, y la Playa de s’Abanell hasta Tordera, eran lugares idóneos para amarrar las barcas de los pescadores y para el anclaje de las naves que realizaban navegación de cabotaje, siendo la ciudad un punto de carga, descarga y distribución de mercancías del comercio costero que después, a través de las vías y caminos secundarios, se trasladaba los productos a las tierras del interior.

 

La vida de Blanda se prolongó hasta el Bajo Imperio, como parece confirmar el posible hallazgo de material paleocristianos fechados en el siglo V dC. Más allá, entre la Baja Romanidad y la Alta Edad Media, los indicios arqueológicos y la documentación son inexistentes.