La Herencia monumental de Blanes
A menudo se piensa en Blanes como un territorio lleno de encanto paisajístico, una puerta de entrada a la Costa Brava, una ciudad turística, un destino de playa… Nada de esto es falso, de hecho, es bien honesto citar Blanes como uno de los lugares más bonitos del litoral catalán, simplemente, ¡esta es sólo una visión parcial de todo el potencial que la población de Blanes esconde en su interior!
La expresión humana, desde tiempos inmemoriales, se ha materializado en diferentes obras monumentales que han dejado una huella de su verdad histórica. Castillos, iglesias, casas familiares, hospitales, fuentes, conventos… Todas son edificaciones que nos hablan y nos cuentan un momento concreto de la historia. Conocerlos y contemplarlos, nos permite hacer presente ese momento, comprender las motivaciones de quienes los crearon, y de paso, hacernos más comprensible nuestra propia realidad. Así, en Blanes, el paso del tiempo ha ido dejando huellas materiales que son los fundamentos más auténticos con los que la ciudad se ha ido erigiendo. Hoy en día, Blanes ofrece un patrimonio monumental digno de ser conservado y contemplado.
De este modo, podemos remontarnos a la época Medieval para encontrar los primeros vestigios monumentales. Del siglo XII es el Castell de Sant Joan (Castillo de San Juan), un castillo de estilo románico que hoy en día ha tomado valor como mirador inmejorable de la ciudad y la costa de Blanes.
El Gótico catalán también dejó huellas importantes en la ciudad que aún conservamos. La Font Gòtica (Fuente Gótica), en el carrer Ample (calle Ancha), es un ejemplo perfecto. Del siglo XV, es una Fuente única, de planta octogonal, con bellos detalles escultóricos que representan el estilo del Gótico civil. Muy cerca de la Font Gòtica, y aún en el carrer Ample, Blanes conserva tres vueltas de piedra del siglo XV que en el día de hoy, dos acogen comercios y la otra da paso a una calle, permitiendo así saludar San Bonós y San Maximiano que la coronan. Es una muestra de cómo la piedra gótica queda integrada en la estructura urbana de Blanes. En la plaza de la Iglesia, se pueden contemplar otros vestigios del Gótico catalán en la Iglesia Parroquial de Santa María, de los siglos XIV-XV, y de la misma época, y formando un todo con la Iglesia, en la fachada del Palacio de los Vizcondes de Cabrera. Y para ver una casa familiar de estilo Gótico en Blanes, el visitante puede ir hasta el carrer Nou (calle Nueva), donde encontrará Can Girbau, que data del siglo XV, y tiene intacto un ventanal conupial lobulado, típico del estilo Gótico.
Un poco más adelante en el tiempo, hacia el siglo XVI, debemos situar el conjunto monumental de El Convent de Blanes, de una belleza excepcional por el hecho de situarse en la punta de Santa Ana, justo encima del mar Mediterráneo creando un entorno incomparable. Lo que en su momento fue un monasterio de monjes capuchinos, es hoy en día un edificio protegido y declarado de interés monumental y paisajístico.
Los restos del Barroco en Blanes nos llevan de nuevo al carrer Ample, para llegar hasta Can Balliu, que data del siglo XVII con su portal adintelado característico. También del Barroco, tenemos en Blanes la Ermita del Vilar, una encantadora iglesia con temática marinera situada a unos cuatro kilómetros del casco urbano.
El siglo XVII también dejó en Blanes un edificio emblemático, representativo de otro movimiento artístico: el Neoclasicismo. Es el Ayuntamiento o Casa de la Vila, que tiene entrada desde la Plaça dels Dies Feiners, y desde el Passeig de Dintre.
Durante el siglo XIX, Cataluña despertó artísticamente con el espíritu del Modernismo, un estilo propio que se convirtió en un emblema de libertad artística con un amor incondicional a la naturaleza a menudo representada en sus construcciones. Blanes, como en muchos otros territorios catalanes, tiene muestras destacables que se conservan perfectamente. El Hospital de Sant Jaume, en la calle M. Jaume Arcelos, da fe de ello, y la casa Can Tordera, en el Paseo de Dentro, también.
Contestando al Modernismo, en Cataluña nació un nuevo estilo artístico que quería recuperar la cordura catalana, el Noucentisme, que dejó una huella en forma de edificios majestuosos de gran belleza por todo el territorio. En Blanes, hay una gran muestra: la Casa Burcet, en la calle Roig y Jalpí; la Casa Saladrigas, en el Passeig de la Maestrança; Ca l’Orench, en el carrer Ample; la Casa del Poble, en el Passeig de Dins, o el Jardín Botánico Marimurtra, en el Passeig de Carles Faust. Todos ellos son edificios que recuerdan un pasado artístico reciente en la ciudad de Blanes.
El patrimonio monumental de Blanes ensalza la ciudad, que ha ido creando un entramado urbanístico que lo acoge, le da relevancia y lo hace presente para que pueda contar su verdad histórica a quienes visitan la ciudad.